No quiero
caminar, no quiero estudiar, no quiero ir a clases. Lo único que quiero, es
dormir.
Anoche,
estuve preparando una linda máscara que mencione hace mucho tiempo atrás…pues
bueno, la dejé para el último día, como muchos.
Hoy tenemos
clases en el hospital psiquiátrico. La clase tiene que ver con movimiento
creativo y creación de máscaras. Me quedo con la creación de máscaras, ya que
mi intento improvisado de baile de la semana pasada fue bastante precario.
Creo que la
máscara me quedó bastante bien, me gusta dibujar, y ahora descubrí que también
soy bueno pintando con pinturas acrílicas en superficies texturizadas, sin
embargo, no creo que nos dediquemos del todo a mostrar la máscara.
Nuestra
clase empieza en una desaliñada sala, aquí es donde vuelvo a ver a la profesora
Erna, que para mí había desaparecido hace varias semanas. Ella nos habla acerca
del programa y sus respectivos cambios, mientras que Daniel está sentado
detrás. Observo las máscaras de mis compañeros, intentando descifrar cómo las
hicieron, con qué la hicieron, cuándo la hicieron y si son capaces de
reflejarse a sí mismos en esta cáscara de yeso y pasta muro. Hay muchas que me
llaman la atención, como las de Karla y Daniela.
Luego de la
llamada de atención que recibí por estar distraído nuevamente, comenzamos a
agruparnos acorde a nuestros RUT. Ahora, luego de ordenarnos de esta manera, ponen
música y comenzamos a saludarnos entre todos de maneras bastante peculiares. Ha sido la
clase menos común que he tenido, pero fue muy bueno cambiar de esquema e
improvisar un poco. Me reía mucho tocándole las orejas, codos, brazos, manos a
mis compañeros, era un festival de manoseos, quizá cuánto bicho nos agarramos
ahí.
Listo, ya
nos tocamos, sólo falta bailar y mostrar las máscaras. La parte del baile no es
mi preferida, aún más viendo a Karla y Geraldine (bailarinas “bacanes”)
comenzar la improvisación. Es bastante desmotivador, pero al fin y al cabo
igual me integré de manera tardía a una especie de movimiento parecido a las
algas. Nuevamente, formaba parte del grupo 1, luego veríamos al grupo dos, que
sería más o menos lo mismo.
Luego de
una serie de ejercicios, llega la parte que más esperaba: “la presentación de
las máscaras”. Qué emoción, me gustó mucho mi máscara y no temo mostrarla, pero
va acompañado de movimiento creativo, “cagué”.
Llegó el
momento de mostrar mi máscara acompañado de la música mientras todos observan,
creo que le llaman “pánico escénico”.
La música
comienza, y para mi mala suerte, no me gusta esa música. No sé qué hacer,
intento caminar, mover los brazos, las piernas, pero no puedo. Siento que en cualquier
momento voy a tener que retirarme angustiado por mi mala participación hasta
que recuerdo ser yo.
Les
coqueteo a mis amigas y le beso la mano a una de ellas, recibiendo muchos
aplausos y risas. Me siento bastante satisfecho con mi presentación.
Creo que
poco a poco empiezo a entender el motivo de esta clase…



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